La víctima del asalto tenía tenencia legal de su revolver, pero no portación. Al momento, se encuentra con prisión domiciliaria.
Dos motochorros asaltaron a un hombre de 45 años, identificado como Pablo Becerra, cuando transitaba por la calle Chilecito y Tinogasta, en el barrio Güemes, de la localidad de Francisco Álvarez, partido de Moreno. De acuerdo al relato de la víctima de robo, uno de los delincuentes le tiró «un puntazo en el pecho» con un arma blanca y el hombre, de inmediato, sacó su arma de fuego y disparó para defenderse.
«Saqué el arma y disparé sin mirar», sostuvo en sus declaraciones el hombre asaltado, al mismo tiempo que relató: «Los vecinos redujeron al otro delincuente y, cuando uno de ellos le quiso pegar un cascotazo en la cabeza, lo frené».
El saldo del violento episodio ocurrido el pasado 25 de enero fue la muerte de uno de los ladrones, de 21 años, y heridas leves en el otro asaltante que tiene 17 años y es hermano del fallecido. Ambos se desplazaban en una moto tipo cross negra que tenía pedido de secuestro desde hacía un mes.
Sólo dos vecinos presenciaron el hecho y declararon que los delincuentes amenazaron a Becerra con una cuchilla en el cuello, quien no dudó en reaccionar con su arma de fuego, motivo por el cual actualmente se encuentra con arresto domiciliario. El mismo hombre asaltado fue quien se comunicó con la Policía a través del 911 y contó lo que había pasado: «Me intentaron robar, me pusieron un cuchillo en el cuello y les disparé tres o cuatro veces».
Luego de apersonarse en el lugar, las autoridades policiales procedieron a aprehender al asaltante de 17 años y a la víctima de robo, quien entregó su pistola 9 milímetros sin dudarlo.
La fiscal que tomó la causa, María Gabriela Urrutia, dictaminó la detención de Becerra bajo la carátula de homicidio simple agravado por el uso del arma de fuego. Algunas horas después, la jueza María Celina Ardohain convalidó su detención.
En tanto, el abogado defensor de Pablo Becerra ya solicitó dos excarcelaciones y un cambio de calificación, alegando que su cliente actuó en «legítima defensa». Al momento, le negaron sus solicitudes, aunque sí le concedieron el arresto domicilio al hombre de 45 años.
«Cuando me di cuenta lo que pasó, me largué a llorar», finalizó Becerra.