Apertura de sesiones

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El presidente Alberto Fernández encabezó la inauguración del 141° asamblea legislativa y dió un encendido discurso durante más de dos horas.

Apertura de sesiones

El discurso completo de Alberto Fernández

Señora Vicepresidenta,

Senadoras y Senadores, Diputadas y Diputados, miembros todos de este Honorable Congreso de la Nación,

Querido pueblo argentino:

Quiero agradecer a esta Honorable Asamblea Legislativa por recibirme una vez más. Es esta la cuarta oportunidad que tengo de hablarles a quienes representan al pueblo y a las provincias de mi Patria.

Un año atrás, mis primeras palabras ante ustedes fueron para advertirles las singulares circunstancias que atravesaba el mundo y que inexorablemente repercutían sobre nosotros.

Eran los días en que avizorábamos el fin de una pandemia que a nivel mundial sin dudas profundizó la concentración del ingreso y la desigualdad social. Pero luego la guerra asomó inexplicable. La invasión militar de la Federación de Rusia sobre Ucrania fue escalando de tal modo que al día de hoy desconocemos cuál será el desenlace del conflicto. El mundo se conmueve ante las imágenes que vemos.

Esa escalada militar trajo consecuencias inmediatas sobre la economía mundial. Se alteraron los precios internacionales de la energía y los alimentos y nuestro país, parte de ese mundo globalizado, sufrió los impactos de situaciones ajenas a nuestro control.

Como Presidente de la Argentina, no he dejado de abogar por la búsqueda de una solución diplomática a esta guerra y a cualquier otro conflicto entre las naciones. Hice oír mi voz reclamando el retorno de la paz en todos los ámbitos internacionales en los que participé.

Este es el marco en el que la Argentina transita el 2023, justamente el año en que celebramos cuarenta años ininterrumpidos de vigencia de la Democracia, el período más extenso de nuestra historia.

Cuarenta años de democracia.

Si tenemos memoria para recoger experiencias del pasado y tenemos coraje para afrontar las enormes dificultades del presente, seremos capaces de enfrentar los desafíos que nos impone el futuro.

En un mundo donde los gobiernos soportan permanentes acciones desestabilizadoras provocadas por poderes mediáticos y fácticos, en el que la política es despreciada por minorías intensas que se ubican en los márgenes de la sociedad, Argentina ha sostenido su institucionalidad democrática. Eso, que era una utopía para mi generación, es un logro es algo que debe enorgullecernos.

Por eso, frente a esta Honorable Asamblea Legislativa, instancia democrática en la que nos reunimos quienes llegamos hasta aquí por la expresa voluntad del pueblo, quiero invitarlos a rendir un sincero homenaje a los y las dirigentes políticos, sociales, gremiales y de defensa de los derechos humanos y a todas las personalidades del mundo religioso, artístico, cultural y científico que fueron capaces de construir esos denominadores comunes que hicieron posible la restauración de la democracia. En especial, claro, a las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo que nos marcaron y nos marcan el camino.

No quiero dejar de decir, que nuestra democracia es también hija, como todos bien sabemos, de nuestros héroes de Malvinas.

Para todos ellos y todas ellas, pido un fuerte aplauso de esta Asamblea Legislativa que hoy se reúne bajo el signo de la celebración de un logro que es de todo el pueblo argentino.

Quiero también señalar en este instante de revalorización de la democracia, que hace seis meses estuvimos frente a uno de los episodios más desgraciados vividos en estos cuarenta años como fue el intento de asesinato de nuestra Vicepresidenta de la Nación, Cristina Fernández de Kirchner.

Frente a todos ustedes, vuelvo a exigir hoy a la justicia que profundice la investigación de aquel hecho, que juzgue y condene a quiénes fueron los autores materiales e intelectuales de ese intento de homicidio. Le pido a la justicia que actúe con la misma premura con la que archiva causas en las que jueces, fiscales o empresarios poderosos asoman como imputados.

Sé que expreso el sentir de todos los argentinos y todas las argentinas. La salud de nuestra democracia también lo demanda.

Sin duda, en estos últimos tres años nos tocaron tiempos difíciles. Asumimos en un contexto interno signado por la inflación y el endeudamiento y en el que el Estado había abandonado su condición de organizador de la economía y la vida en comunidad. A ello se le sumaron, simultáneamente, crisis sanitarias, económicas, ambientales y bélicas.

Fuimos capaces de hacer frente a cada una de esas adversidades en condiciones de extrema complejidad.

Al ingresar en el último año del mandato iniciado en diciembre de 2019, siento necesario revisar lo hecho y trazar balances.

Los argentinos y argentinas tienen el derecho a saber qué hicimos, por qué lo hicimos y qué nos proponemos hacer.

Hemos soportado una sistemática acción de desinformación de las políticas que se llevaron adelante desde el gobierno Nacional.

Esa suerte de cerco informativo fue muy difícil de eludir dados los niveles de concentración que existen en nuestro sistema de medios de comunicación. Además, muchos de esos medios expresan intereses económicos y políticos opositores al gobierno que ocultan o tergiversan información a sus lectores, oyentes o televidentes.

Tengo la tranquilidad de hacer esta observación sabiendo que durante mi gobierno nadie ha sido censurado, acallado o castigado por sus expresiones.

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